Wallen es el nombre de la zona de tolerancia en Ámsterdam donde, desde el año 2000, la prostitución es legal y cualquiera de los cerca de 8 mil prostitutas y prostitutos de la ciudad tiene los mismos derechos que cualquier trabajador.
No obstante la industria sigue controlada por mafias y tratantes de blancas, de ahí que la municipalidad haya aprobado recientemente la aplicación de casi medio millón de euros para campañas concernientes a sus derechos laborales, sus obligaciones, contenidos de salud sexual y psicológica, cursos de holandés, e incluso ayudar a aquellos que quieran cambiar de profesión.
Holanda siempre ha sido vanguardia al abordar temas de la libertad personal, ya en los años setenta la aceptación y el matrimonio entre homosexuales parecía cuestión añeja, pionera en legislar sobre los derechos reproductivos, e incluso permitir (aún cuando no es legal) la comercialización de pequeñas cantidades de marihuana de alta calidad en sus Coffe shops bajo una política de tolerancia.
Lo increíble es que todos estos asuntos resulten tabúes en nuestra sociedad actual, pues el discurso moralino que sigue en voga ha desterrado estos temas al parcela de la doble moral que tan bien se nos da a los mexicanos.
