Tuesday, June 24, 2008

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Diecisiete eran las inspiradoras hermanas de la quesadillera de Córdova con Colima en la colonia Roma; diecisiete los sabores de aguas fresca en la lonchería de Juan el hijo de Eusebio; diecisiete las verrugas que me aparecieron en el primer episodio de la enfermedad, y diecisiete las columnas del Partenón que los admiradores helénicos edificaron en Tampico.
Sin embargo no es por estos datos que el número diecisiete resulta significativo el día de hoy, sino porque esa cantidad de adolescentes tomaron la decisión de embarazarse para criar a sus retoños juntas en Gloucester, Massachusetts. Lo relevante del diecisiete es que ninguna de las chicas ha llegado aún a esa edad.
De acuerdo con cifras de la escuela a que ellas acuden, lo normal es que durante un año escolar se den sólo cuatro embarazos entre su comunidad, por lo que la detección de está fiebre fue lo que puso en alerta a las autoridades de la institución que cuenta con un centro médico que provee los análisis necesarios.
Personal médico declaró que las chicas reaccionaban molestas cuando se enteraban de que su resultado era negativo a pruebas de ingravidez, al contrario de cuando salía positiva.
Se dice que la desesperación de una de las chicas por cumplir el acuerdo fue tal, que sostuvo relaciones sexuales con un indigente de 24 años. Evidentemente insistió en que el desamparado se bañara antes de consumar el acto por el que ahora podría enfrentar un proceso por violación.