En un estudio dado a conocer recientemente se descubrió que las personas que compran tres o más pares de zapatos deportivos por año tienen 65% más probabilidades de ser líderes, o por lo menos eso oí. Cabilando sobre las razones de mi desventura, caí en la cuenta de que si comprara más tenis posiblemente mi vida sería mejor.
Más tarde, dentro de un proceso reflexivo más profundo intenté reconstruir las estructuras mentales de quien realizó este estudio; me pusé mi traje gris deslavado y le saqué brillo a mis zapatos aunque dejé de lado la corbata para darle a mi aspecto un toqué de informalidad muy pertinente a la teoría del new age de que voy a echar mano.
Supusé primero que los tenis tendrían que estar ligados al ejercicio. En honor a la verdad me costó trabajo fijar está relación puesto que los records que he batido en zapping nada han tenido que ver con este tipo de calzado, más cerca han estado unas babuchas o mis calcetines de piel de fauna exótica del altiplano méxicano.
Luego entonces, en el entendido de que estas personas que dilapidan sus ahorros en tres o más pares de tenis por año hacen ejercicio regularmente, entraría en juego el concepto de la-dis-ci-pli-na.
Bueno a mí, “mi mamá” me enseñó que la disciplina implica un esfuerzo constante, es decir, cualquier actividad de la que, aunque te pire hacerlo, esperas un resultado más allá de la recreación. Entonces por qué no estudian que posibilidades de ser líderes tiene la gente que lee dos libros por semana, la que hace trabajo social o la que aguanta el olor del sope del vecino en el metro todos los días.
Pero ¿por qué demonios quieren que compre otros tenis? Te juro, beloved reader, que mi dedo meñique del pie izquierdo nunca estuvo tan cómodo antes de que saludará al mundo al ritmo de “I´m comming out...”
