Wednesday, April 30, 2008

¿Cómo se llama?

No hay mejor manera de disfrutar del cine como cuando vas a una función en lunes por la mañana porque la gente con quien compartes sala, en un 90%, está interesada en la película y te ahorras los “¿qué dijo?” de algún imbécil, y las masticadas de palomitas en dolby.
Ayer, aún cuando no era lunes y asistí por la tarde, me sentí bastante cómodo cuando me di cuenta de que tenía toda la sala para mí solito; el negrito en el arroz fue la traducción de los diálogos puesto que utilizaban una palabra que, de tan absurda, mi mente la borró por completo.
Sólo recuerdo que empezaba con la letra B y pretendía dar un sentido elocuente al anglo-sustantivo “ass kisser”, evidentemente no era “besaculos”.
Por otra parte se notaba el poco dominio del inglés o el español del traductor, cuando frases como “You should’ve known better” aparecen como “Deberías saber mejor” en lugar de “Deberías saberlo”.
Todo esto me lleva a recordar las veces que las traducciones no me han dejado satisfecho, especialmente en los títulos de las pelis. Hace unas semanas se estrenó comercialmente, “My blueberry nights”, y aunque la distribuidora mando hacer los posters con el nombre “Noches púrpura”, cinemex se empeñó en anunciarla como “Noches púrpuras” igualando en género y número al sustantivo y el adjetivo. La traducción más cercana sería “Mis noches de zarzamora” que tiene todo que ver con la movie.
Otro ejemplo es “La vie en rose”, sólo que el título lo cambiaron en gringolandia para apoyar la promoción; el original es “La mome” (el o la pequeña) que no nos describe la vida rosa de Edith Piaf sino que viene más a tono con la secuencia de pérdidas que nos muestra el filme.
Esto no es una situación nueva, hay títulos que se quedaron en nuestra memoria colectiva como “The green mile” (La milla verde), cuya promoción tuvo el tino de colgarle el nombre de “Milagros inesperados” que terminaron por ser esperados, ¡si hasta en el título los anunciaban! Caso similar a “Thelma y Louise” que llevaba el subtítulo de “un final inesperado”.
Pero el galardón a lo ridículo se lo lleva “Everafter”, cuya traducción sería la figura literaria que se utiliza al final de los cuentos de hadas, “Por siempre jamás”; sin embargo a la distribuidora se le ocurrió la magnífica idea de no sólo cambiarle el nombre sino ponerle tres en el entendido antiminimalista de que más es más: “Por siempre. Cenicienta. Una historia de amor”.