Thursday, July 3, 2008

Historia

En la universidad tenía una maestra brillante y sensible pero, de vez en vez, volvía todo su mundo al revés y ya no sabía ni donde estaba parada. Unos de esos días, nos citó con estricta puntualidad a las 11:00, hora que empezaba la clase para tocar un tema importantísimo de la currícula, sin embargo ella se presentó 45 minutos después.

No sólo eso, en cuanto llegó nos empezó a relatar la historia de un profesor suyo que tenía la costumbre de que cuando llegaba tarde contaba una serie de contratiempos inverosímil para justificar su retraso; que sí una tortuga gigante se le puso de frente al carro y él como buen ecologista no se movió hasta que el anfibio hubo terminado su recorrido, después una parvada de pájaros lo hipnotizaron con su canto y cuando volvió en sí, ya había demorado demasiado, etcétera.

Tan larga y tan maravillosa era la anécdota que para cuando terminaba ya nadie podía atreverse a reclamar la falta de puntualidad. Para rematar la historia, mi maestra ofreció una disculpa anotando que esa la historia era su forma de disculparse; ésta la mía por no actualizar este blog el día de ayer.

Lo cierto es que visité las minas de diamantes subsaharianas, las maquilas de Indonesia y la fábricas de juguetes en Tailandia; llegué a la conclusión de que 16 horas de trabajo continuo son demasiado. En cuanto descanse un poco volveré a escribir.