Thursday, October 16, 2008

Pongos

Durante milenios, el hombre se ha sumergido en la búsqueda del sentido de la propia vida, ha invertido millones de horas en meditaciones que hasta el día de hoy habían quedado inconclusas por no decir que habían sido infructuosas.
Sin embargo, nuestros parientes españoles en un momento de iluminación divina han definido la existencia por sí misma; esto a través de un concurso cuya convocatoria exige que los objetos inscritos no tengan otra función que la de existir, y la providencial cuestión con respecto a ellos sea ¿Dónde lo pongo?
Del verbo de la referida interrogación se deriva el vocablo que, desde ahora y para siempre, iluminará las tinieblas inquisitivas de una tarde de domingo: "Pongo".
Entonces, un "Pongo" es ese objeto que nos lleva a creer que hay una falta de sentido en las traducciones de Shakespeare, puesto que el dilema de Hamlet del "ser o no ser" (to be or not to be) correspondería con "estar o no estar", y más aún "¿dónde estar?".
Aunque pareciera fuera del alcance de los simples mortales, no hay que echar en saco roto este asunto filosófico, ya que nadie está exento de que en la próxima navidad le regalen un figurón de porcelana que retrate a una pareja ataviada a la usanza de Luis XV, una manualidad que redefina lo "mexican curious" gracias al incorruptible gusto de la tía nena, o un discreto llaverito de 15 X 20 con el escudo de armas del apellido que dejo de existir hace 18 generaciones.